Vocación de heliotropo

Quería ser flor discreta,
de secano,
planta vulgar,
perdida entre la cáfila.
Quería entregarme al sol,
girando en el buscarle,
y dar miles de frutos
pequeñitos,
blanquinegros
como letras,
fáciles, fértiles,
de parque.
Vocación de girasol,
ansia de Ícaro.
Demasiada luz
cortando en la retina,
demasiado alta la caída
(yo que me creía a ras del suelo).
Y me volví hiena carroñera,
animal nocturno
de repente.
Quemé mis naves
porque no había Ítaca,
maldije al día
porque tenía envidia,
y me volví
mujer-macho,
hembra carnívora
que se ríe de su hambre
y de sus víctimas.
Constelación de nada,
miserable
diagonal de tristeza,
resentida
con la alborada
por ser tan desbordante,
consigo misma,
por no saber cargarla.

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